Argentina: luchar para derrotar al capitalismo, ¿utopía o necesidad?

Mientras que la economía viene en caída libre, el gobierno de Macri muestra, como expresión de la crisis del capitalismo argentino, una incapacidad supina para resolver los problemas apremiantes que aquejan a los trabajadores y a los sectores populares.

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Con una utilizaciónde la capacidad instalada industrial del 56%, que marca un retroceso hasta los niveles más bajos de diciembre de 2002, en tan solo 38 meses de gobierno, Macrilogró pauperizar la vida de millones de trabajadores. En 2018 llegaron a casi 70.000 las cesantías, superando en 33.000 del año 2017.

12.000.000 millones de personas se encuentran por debajo del nivel de pobreza, es decir, un 28,6% de la población, que no son sólo resultado de las “virtudes” de la gestión Macri, sino que aunque hubo mejoras durante la gestión Kirchnerista, la miseria estructural no fue erradicada. Y las perspectivas de mejoramiento en las condiciones de vida de los trabajadores van de limitadas a nulas, según se desnvuelva la crisis capitalista. Lógicamente, no sólo se trata de una crisis del capitalismo argentino, sino que se inscribe en la crisis mundial del sistema capitalista que ya lleva una década y billones de dólares inyectados al sistema para resolverla, que lejos de hacerlo, la ha profundizado.

El macrismo, junto a todo un arco político dentro y fuera del país, es parte de una ofensiva de los sectores de derecha del establishment en toda la línea. Ya no hay espacio para dar concesiones a las masas y esto se expresa en que las burguesías, comandadas por el imperialismo yankee, descargan la crisis sobre los trabajadores de la ciudad y el campo.

Una economía a la deriva “y la supervivencia de la burguesía”

Los datos de la economía del país y del mundo no pueden ser tan desalentadores, las perspectivas en general van a la baja. Dejemos hablar al FMI de las predicciones para este año.

“La expansión mundial se ha debilitado. Se estima que en 2018 el crecimiento mundial fue de 3,7%, conforme a lo pronosticado en la edición de octubre de 2018 de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO), a pesar del desempeño más flojo de algunas economías, particularmente en Europa y Asia. Se proyecta que la economía mundial crezca 3,5% en 2019 y 3,6% en 2020, es decir, 0,2 y 0,1 puntos porcentuales menos que lo proyectado en octubre pasado.

Los pronósticos de crecimiento mundial correspondientes a 2019 y 2020 ya se revisaron a la baja en el último informe WEO, en parte a raíz de los efectos negativos de los aumentos de aranceles introducidos en Estados Unidos y China previamente en el año. La revisión adicional a la baja desde octubre refleja las consecuencias de una moderación del ímpetu en el segundo semestre de 2018 —como por ejemplo en Alemania, tras la adopción de nuevas normas sobre emisiones para vehículos de combustión, y en Italia, donde las preocupaciones en torno a los riesgos soberanos y financieros han constituido un lastre para la demanda interna—, pero también obedece a un debilitamiento de la actitud de los mercados financieros y a una contracción en Turquía que ahora se proyecta que será más profunda de lo previsto.

Los riesgos para el crecimiento mundial se inclinan a la baja. Un recrudecimiento de las tensiones comerciales que vaya más allá de lo contemplado en el pronóstico sigue siendo una importante fuente de riesgo para las perspectivas. Las condiciones financieras ya se han tornado más restrictivas desde octubre. Varios factores, aparte del recrudecimiento de las tensiones comerciales, podrían provocar un deterioro aun mayor de la actitud frente al riesgo, lo que incidiría negativamente en el crecimiento, especialmente en vista de los altos niveles de deuda pública y privada. Entre esos posibles factores están la salida del Reino Unido de la Unión Europea sin que medie un acuerdo y una desaceleración más importante de lo previsto en China.” (Perspectivas de la economía mundial, FMI, enero de 2019)

Las predicciones del FMI no pueden ser más claras, el diagnóstico y el pronóstico de caída, en los próximos años, de la economía mundial como así del comercio mundial muestran un sistema en plena decadencia. Pero como León Trotsky señaló en Una Escuela de Estrategia Revolucionaria: “[…] La burguesía es una clase viva que ha retoñado sobre determinadas bases económico-productivas. Esta clase no es un producto pasivo del desarrollo económico, sino una fuerza histórica, activa y enérgica. Esta clase ha sobrevivido, o sea que se ha hecho el más terrible freno de la evolución histórica. Lo cual no quiere decir que esta clase esté dispuesta a cometer un suicidio histórico ni que se disponga a decir: “Habiendo reconocido la teoría científica de la evolución que yo soy reaccionaria, abandono la escena.” Evidentemente, ¡esto es imposible! Por otra parte, no es suficiente que el Partido Comunista reconozca a la dase burguesa como condenada y casi suprimida para considerar segura la victoria del proletariado. No. ¡Todavía hay que vencer y tirar abajo la burguesía”.

Un pacto social sin anuncios pomposos

Todo el arco Parlamentario que representan a las diferentes facciones capitalistas, como no podia ser de otra manera, sostienen la viabilidad de la gobernabilidad y así garantizar su supervivencia. Nos encontramos ante un régimen que ha perdido todo tipo de vestigio democrático, incluso encontrándose en las antípodas del propio sistema parlamentario.

La justicia, sus medios de comunicación, su aparato ideológico de dominación, todos y cada uno de los estamentos que conforman el complejo andamiaje de la democracia burguesa parlamentaria, niegan lo mejor que la burguesía en años pasados lograron y puso en funcionamiento.

Existe un monopolio del poder de los grandes capitalistas, los bancos y el imperialismo, no sólo a través del Fondo Monetario Internacional, sino inclusive la mayoría del arco opositor burgués se encuentra alineado con el imperialismo norteamericano liderado por Donald Trump.

El acuerdo tácito de la totalidad de este arco opositor es mantener calma la situación, nadie quiere hacer olas. Se suma a esta intensión política, los desembolsos acordados entre el FMI y el Gobierno macrista por más de U$S10 mil millones para llegar, dentro de lo posible, sin sobresaltos al calendario electoral que ocupa todo el 2019 en las 23 provincias del país, sumada las presidenciales de octubre.

Como señalamos más arriba, el acuerdo de las diferentes facciones burguesas para mantener la gobernabilidad del régimen capitalista y sus Instituciones, se da en un marco donde los sectores más decididos van a fondo con el ajuste y se encuentran en sintonía con Bolsonaro y Trump. El imperialismo yankee aparece con el acelerador a fondo, no es la conducta de un “loco” como Trump que ejecuta políticas cada vez más reaccionarias, no es la torpeza del Presidente de EEUU, sino es la expresión de las dificultades del sistema para seguir funcionando como hace más de 10 años atrás.

Sin negar el papel del individuo en la historia, Trump es producto de esta crisis de sobreproducción del capitalismo. La ruptura del equilibrio mundial y las relaciones que se han establecido con el nuevo orden que aplica el imperialismo norteamericano, imponen una voracidad y ferocidad sin precedentes en la totalidad del planeta.

Es necesario entender que este trípode político: Trump, Bolsonario y Macri representa una ofensiva que hace años no veíamos en la región. Venezuela es el objetivo en el cual el imperialismo y sus acólitos pretenden imponer una derrota al proceso revolucionario queimplicaría un retroceso en la región para crear mejores condiciones para avanzar contra las conquistas obreras.

Estos son los acuerdos de la totalidad de los Legisladores que representan al gran capital del país, la mayoría se ha alineado con la lógica imperialista y así garantizarse su supervivencia a través de las dádivas que dejan caer los imperialistas más fuertes.

Por su lado los compañeros del FIT en sus variantes que componen al frente y su bloque Parlamentario de izquierda, están volcados en general a la propaganda electoral, caminando por una delgada línea de Institucionalidad y legalidad electoral, agitando más de las veces políticas ajenas a quienes los escuchan. Pareciera que votando a sus candidatos darían garantía del cumplimiento de las leyes, lógicamente con democracia obrera. Esta posición ambivalente entre parlamentarismo capitalista y democracia obrera deja desarmada a la vanguardia revolucionaria, llevando más confusión a la situación actual. En vez de trabajar por una salida ligada a las reivindicaciones más elementales de los explotados, estableciendo los puentes necesarios con la Revolución Socialista.

El pacto social implica una lógica de subordinar las luchas que ocurrieron durante 2018 a la lógica electoral, la “paz social” está dada sobre la “aceptación” de los de debajo de peores condiciones de vida que en 2001. La diferencia con aquella gesta revolucionaria estuvo dada en que los de arriba estaban “divididos”. Hoy, la burguesía timoneada por el imperialismo y el FMI aprendió de aquellas jornadas. El operativo “no queremos un 2001, queremos un 2003” funcionó hasta ahora.

Por su lado, el papel de los movimientos sociales, en general afines o aliados al kirchnerismo, que gestionan la supervivencia de las masas progresivamente hambreadas y despolitizan sus demandas y luchas para dejarlas en el plano del asistencialismo y la confianza en soluciones futuras, en la modalidad de la utopía reaccionaria de satisfacer sus demandas dentro del capitalismo, esto sería la tan mentada propuesta que puede ofrecer una supuesta salida “nacional y popular”.

Es verdad, que algunos dirigentes sindicales le reclaman a la CGT que pase a la acción con un paro general como es el caso del dirigente bancario Sergio Palazzo, o los comentarios de que el comienzo de clases está cuestionado como manifestó la dirigente Sonia Alesso. Esto evidencia la desesperación de enormes sectores de trabajadores ocupados y desocupados ante la ofensiva capitalista. Pero la magnitud del ataque es tan grande que los tibios susurrosde convocatoria a la “lucha” de estos dirigentes apenas se escuchan en la enorme marea de desconcierto.

Luchar para derrotar al capitalismo, ¿utopía o necesidad?

Muchos compañeros y compañeras consideran que las condiciones subjetivas no dan para tal tarea. En parte compartimos esta opinión. Sabemos que hoy, importantes sectores de la clase obrera siguen con cierta “ilusión” en el kirchnerismo.

Pero desmenucemos un poco. Podemos percibir que la dirigencia K, ha comenzado desde meses atrás a preparar a sus militantes en la lógica que no se pueden restituir las conquistas perdidas.

Con una lógica similar a los fundamentos del macrismo, la dirigencia K plantea algo así como la “pesada herencia”. Si escuchamos a Agustín Rossi o Axel Kicillof o a la propia Cristina Fernández, nos explican que las condiciones en el país, la región y el mundo no son las propicias para aquel desaparecido documento de 24 puntos del Instituto Patria elaborado en 2016, donde señalaban que de ganar en 2019 iban a restituir cada una de las conquistas perdidas al entregar el timón del Estado en 2015 a Cambiemos.

Axel Kicillof en la entrevista de la revista Forbes, se mostraba confiable ante el empresariado y el FMI; hoy, el ex ministro de Economía se reúne con parte de la comitiva del Fondo Monetario que arrivó al país en estos días, señalando tan solo que la iniciativa de sentarse con los Legisladores de diferentes bloques Parlamentarios era buena pero tardía, y que ellos deberían garantizar que los dólares prestados no vayan a la timba financiera. Pareciera que Kicillof y demás ex funcionarios de la gestión K no ven como un escollo, el atolladero donde se encuentra el capitalismo mundial. Creen de manera desacertada que hay posibilidades de gestionar al capitalismo de una manera diferente. Pareciera que la gestión 2003/2015 no bastó para darse cuenta que no se puede administrar lo que no es de uno y que la bonanza monetaria en aquella década fue producto de los precios elevados en el mercado mundial de las materias primas.

Entonces lo que debemos concluir que la estrategia tanto de oficialistas como de opositores, es el salvataje de las Instituciones capitalistas y la gobernabilidad.

La utopía reaccionaria es creer y mostrar como salida, que es posible controlar y gestionar al capitalismo en su crisis secular cuando, en realidad, llevan a las masas a al callejón sin salida de un sistema que solo profundiza la depredación ambiental, desbastando la naturaleza y las especies. Estos “estrategas” solo ven como salida descargar la crisis sobre las espaldas de millones de argentinos, millones de trabajadores y de la juventud en el mundo, aunque sólo beneficie a un puñado de capitalistas que buscan su propio beneficio.

Entonces el Socialismo no representa una solución para más adelante, es la respuesta urgente que amerita la situación en el país, en Venezuela y en Honduras, en México y en Europa, en África y en Asia. Estamos ante la disyuntiva: Socialismo o Barbarie.

¡Luchar por la Independencia Política de los explotados!

Se hace imprescindible luchar por la independencia política de la clase obrera y de la juventud.

¿Pero de queindependencia hablamos? De independencia política de la tutela de los partidos que garantizan el funcionamiento de las Instituciones parlamentarias, que dan quórum a la ofensiva del capitalismo, -llámese reforma previsional, reforma laboral, entrega de los recursos naturales, etc.- y de aquellos también, que pregonan el canto de sirena dando oxígeno a un sistema caduco. La cuestión de la cuestión para oficialista y opositores, es salvar a la propiedad privada de los grandes bancos, fábricas y los grandes propietarios de las millones de hectáreas en el país.

La independencia política de los de abajo, de los trabajadores y sectores populares es, aquella que levante nuestras banderas y reivindicaciones y no se subordinen o se mezclen con las demandas de los capitalistas. La independencia política de los explotados es, la que no quede como furgón de cola de cualquiera de las facción burguesas y de su Institucionalidad. Una independencia que no puede ir desligada de la tactica del Frente Unico

Se trata de luchar junto a las masas y su vanguardia, dando el debate y acompañando la experiencia. Sin ultimátum ni políticas ultra izquierdistas, como nos tienen habituados parte de la izquierda partidaria. Señalar el papel reaccionario (y de clase) del Parlamento, no generando como bloque de izquierdas ilusiones en que éste ámbito puede resolver la vida de millones de personas. Aunque tengamos la mayoría de los escaños, no podremos avanzar en una vida mejor que satisfaga las necesidades de millones de trabajadores, con una vida armoniosa con el medio ambiente, sino nos hacemos de las palancas fundamentales de la economía.

Entonces, se trata de dar batalla hacia la vanguardia obrera y juvenil, con la clase y desde la clase, no generando políticas que nos alejan de los trabajadores.

Debemos tener paciencia, paciencia revolucionaria. Con un sentido de urgencia y sin requerimientos estrepitosos.

¡Socialismo o barbarie!

Pliego Nacional de Reivindicaciones

1- Salario y Jubilación mínimos equivalente al costo de la canasta familiar.

2- No a los despidos, No a los retiros voluntarios. Ocupación de toda fábrica o empresa que cierre, suspenda o despida. Reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores, sin afectar el salario. Defensa de las condiciones de trabajo y jornada máxima de 8 horas.

3- No a la entrega de las riquezas que son patrimonio del trabajo del pueblo. Defendamos a las empresas y propiedades estatales. Control obrero colectivo y democrático. Re estatización de todas las empresas privatizadas.

4- Monopolio estatal de la banca, aseguradoras, transporte, energía, comunicaciones, puertos, acero.

5- Monopolio estatal de la educación. Educación laica, gratuita y científica. Expropiación de todos los establecimientos privados y puesta en funcionamiento a cargo del Estado y mediante el co gobierno de la comunidad educativa.

6- Monopolio estatal de la Salud. Rechazo a toda forma de privatización total o parcial. Expropiación de clínicas, sanatorios y laboratorios medicinales. La salud de la población trabajadora no puede depender de la tasa de ganancia de los capitalistas. Control obrero colectivo de las mismas.

7- Derecho a la vivienda. No a los desalojos. Congelamiento de alquileres que no supere el 10% del salario del inquilino. Entrega de títulos de propiedad a los ocupantes de tierra, conventillos o casas abandonadas. Plan nacional de viviendas bajo control obrero y de los adjudicatarios.

8- Derechos laborales para la mujer, igual salario por igual trabajo. Extensión del periodo de licencia por maternidad y lactancia sin afectar el salario. Extensión de la licencia por paternidad. Plena estabilidad laboral. Por políticas de planificación familiar. Legalización del aborto, seguro y gratuito. Pleno derecho a la mujer a decidir sobre su cuerpo.

9- Investigación de las fortunas de los gobernantes y principales grupos económicos que operan en el país. Aperturas de sus libros. Abolición del secreto bancario y comercial. Tribunales populares de enjuiciamiento y castigo. La justicia burguesa defiende a los corruptos e inmorales. Jamás los castigará.

10- Unificación en una mega causa de todos los crímenes impunes perpetrados por la dictadura militar. Libertad a todos presos políticos. Libertad a Milagro Sala. Plena vigencia de las libertades democráticas y de organización sindical y política. Plena vigencia del derecho de huelga. No a los arbitrajes obligatorios.

11- Desmantelamiento del aparato represivo.

12- Ruptura con el imperialismo. Desconocimiento de la deuda externa e interna con los bancos y los capitalistas. Expropiación de todas las empresas imperialistas instaladas en el país. Expulsión del imperialismo de Malvinas y del territorio argentino. Frente al Mercosur de las multinacionales oponer la unidad Latinoamericana obrera y campesina.

13- Por la expulsión del poder de la burguesía y sus sirvientes mediante la acción directa y revolucionaria de las masas